Ésta semana me ha dado por recordar 6 destinos de Andalucía para veranear. Destinos donde estuve de niño y a los que siento la curiosidad de volver para ver cuanto han cambiado.
Me gustaría que tras leer el post me dejases un comentario diciéndome en cual de estos destinos has estado y qué otros, de Andalucía o cualquier otro lugar, forman parte de tus recuerdos de destinos para veranear.
Y sin más preámbulos…
6 Destinos de Andalucía dónde pasar el verano
San José en Almería
Lo recuerdo como uno de los mejores veranos de mi vida y eso que aún era un niño pensando en dinosaurios y que los Playmovil podían cobrar vida cuando salía de mi cuarto. Es decir, que hace mucho tiempo de eso. De lo de los dinosaurios, de los Playmovil aún sospecho.
Mi abuelo fue Guardia Civil y esta institución cuenta con una serie de residencias en cuarteles repartidas por España y por algunos países vecinos como Portugal, Francia o Italia, destinadas al descanso vacacional de los agentes y sus familias.
Por lo que haciendo uso de este sistema, nos alojamos en el Cuartel de la Guardia Civil de San José, pueblo de la provincia de Almería, al que cariñosamente le pusimos el apelativo de Alcatraz, ya que el cuartel se ubicaba en una entrada de tierra al mar, rodeado totalmente de agua, salvo el trozo de carretera que conecta con el resto de la Península.
Fue un verano familiar, donde disfrutamos de las playas de esta localidad almeriense, conocimos a otros niños que andaban por aquel cuartel y disfrutamos de una tranquilidad que probablemente en estos años de mayor desarrollo turístico la cosa haya cambiado algo.
Como mayores anécdotas de esas vacaciones recuerdo la de la «tómbola» que tuvimos que montar en la terraza cuando pusimos a secar las cartas con las que jugábamos por las tardes, en el tendedero, después de que a mi se me cayeran al WC (mejor no preguntes cómo).
También fue mítico el mal rato que le dimos a mi abuela cuando mi padre, primo y un servidor, alquilamos una barquita de pedales y nos metimos en mar adentro solo por la tontería de hacer que salieran al balcón del apartamento para saludarnos.
Años después, padre reconoció que cuando vio la profundidad de donde estábamos y que el oleaje del mar se había incrementado, se le pusieron los huevines de corbata.
Nerja en Málaga
El pueblo de la gran serie: Verano Azul. ¡¡Topicazo!! Me pregunto cuan hartos estarán los nerjeños de que continuamente les hagan algún tipo de alusión a esta serie y les pregunten por el barco de Chanquete, el cual por cierto existe.
Recuerdo que me impresionó bastante el Balcón de Europa, una plaza redonda de un tamaño considerable, con vistas a las costa y los barecillos, autenticas tabernas de pueblo, que se encontraban cerca y que componían parte de las calles que hasta allí llegaban.
Pero si algo me dejó boquiabierto y mareado, fueron sin duda las famosas Cuevas de Nerja. Boquiabierto por ser las primeras cuevas que visitaba en mi vida y por las impresionantes galerías cargadas de estalagmitas y estalactitas. Y mareado por la humedad del interior, incrementada por el calor veraniego del exterior y una ligera sensación de claustrofobia. Si es que soy tan fácilmente impresionable…
Chiclana de la Frontera en Cádiz
Nunca olvidaré la playa de la Barrosa. Allí pasé parte de las vacaciones de dos de los veranos de mi niñelescencia. En familia y empezando a ser un adolescente.
Nos hospedábamos dentro de un complejo de casitas blancas, muy cerca de la costa y con zona ajardinada donde pasábamos la tarde jugando a las palas, las cartas o tumbados en la hierba, pero por la zona existían otras alternativas de alojamiento y es que otra cosa no, pero hoteles en Cádiz no faltan.
Pese a ser de interior, siempre me ha gustado el agua y recuerdo que uno de aquellos veranos me dio por calentarles la cabeza a mis padres para que me comprasen un BodyBoard.
Como si del mismísimo Mitch Buchannon me tratase, cogía la tabla y me venía arriba, tanto que un día sin darme cuenta, acabé estrellándome contra una muchacha que estaba tranquilamente refrescándose en la orilla. Pasé tanta vergüenza que regresé al mar haciéndome el despistado, sin pedirle ni siquiera perdón.
De aquellas vacaciones me queda un recuerdo en mi pierna. Una caída dentro del agua me hizo darme en la rodilla con un bloque de cemento enterrado en la arena para sujetar una de las boyas que usan para señalizar la entrada de barcas.
No le di más importancia hasta que jugando a las palas en la orilla, la cara de mi primo cuando vio que la sangre me llegaba al tobillo, me hizo sospechar que algo pasaba. Ya sabes, donde haya una boya, cerca puede haber un bloque de cemento semienterrado esperándote.
Recuerdo el agua fría del oceáno Atlántico, acostumbrado a las aguas más calientes del Mediterráneo y de cómo aprendí que un día de oleaje fuerte, mejor no entrar en el mar (casi no lo cuento).
Por las tardes me ponía mis patines en línea y me recorría el paseo marítimo de arriba abajo varias veces, acompañando el paseo de la tarde de mi familia.
Cazorla, Segura y las Villas en Jaén
Quizás será la zona más conocida de Jaén, junto a las principales ciudades de esta provincia, aunque como buen jienense siempre digo, que los pueblos de Jaén son para conocerlos y perderse.
Recuerdo que cuando en el resto de la provincia nos asfixiábamos de calor, en Cazorla la cosa cambiaba. Es verdad que de día las temperaturas eran altas, si bien algo más suaves que en el resto de la provincia, pero era llegar la noche y salir pitando en busca de la rebeca.
A Cazorla, Segura y las Villas fui en varias ocasiones, alojándome en campings o en hoteles rurales, si bien la primera opción siempre era mi preferida.
De esta zona de Jaén siempre tendré un recuerdo especial y es que aunque parezca una tontería, allí fue la primera vez donde vi animales de cierta envergadura, como ciervos o jabalíes, campando libremente tan felices.
Para los amantes de la naturaleza, el senderismo, el respirar aire puro y la desconexión, Cazorla es sin duda una gran opción.
Mazagón en Huelva
La verdad que la provincia de Huelva es una gran desconocida para mi, pero durante mi infancia hubo un par de escapadas a la zona del Rocío y Palos de la Frontera, pasando algunos días en la playa de Mazagón con amigos de la familia y sus hijos.
9 km de playa para disfrutar de las frescas aguas del Atlántico y si bien lo recuerdo como un lugar un tanto masificado y sobre todo orientado a familias, me gustaría regresar más allá de por revivir recuerdos, por seguir conociendo la zona de Huelva, disfrutar de su gastronomía y hacer una escapada, aprovechando su cercanía, a Portugal.
Salobreña en Granada
Debo confesarme. Si bien a los anteriores destinos no he vuelto desde que era un niño, este no es el caso de Salobreña. La cercanía de este pueblo de la costa granadina, de mi pueblo Frailes en Jaén, hace que Salobreña y Almuñecar hayan sido motivo de excusa para alguna que otra escapada dominguera para comer «pescaito» a la orilla del mar.
Lo que si es verdad, es que como lugar de vacaciones no regreso desde que era un tierno infante.
El castillo de Salobreña que corona lo más alto del municipio y bajo el cual se extiende la localidad de casitas blancas hasta llegar a la costa, guarda un casco histórico en su interior digno de pasear y visitar.
Pero eso me llama la atención ahora. De niño, lo que más me llamaba la atención de Salobreña era su peñón, una gran roca en el mar, relativamente cerca de la orilla y desde donde los adolescentes saltaban a distintas alturas, como si de un rito de iniciación para alcanzar la madurez se tratase.
Yo que quieres que te diga, pero en ese caso prefiero seguir siendo un niño 😀
Jejejejeje. Las vacaciones de niño son interminables y nunca se olvidan. Sin duda las mejores… Echo en falta alguna que otra imagen extra (quizás vestido de marino) para ilustrar aquellos años.
Un abrazo figura
Tuve que hacer una ardua selección de fotos…hay algunas que no se pueden mostrar xD
¡Por revivir las vacaciones de niños muchos años!
Un abrazo Joseeee
Pues no fui de niño a muchos de estos destinos… A ver si este verano me puedo escapar como adulto 🙂
¡Gracias por el artículo… y el sentido del humor siempre tan necesario!
Hola Nicolas!
Espero que finalmente hayas venido por tierras andaluzas a pasar tu verano 😉
Un abrazoooo