Bienvenid@ a esta entrada donde te voy a contar qué ver en Gijón en un fin de semana y qué saborear. Sí, sí, cómo lo lees. Porque Gijón no solo se ve, también se saborea.
Asturias en general diría yo. Esta zona del norte de España si no te conquista por el ojo, te acaba conquistando por el estómago.
Pero más allá de ello, Gijón me acabó encantando por su variedad. Playa y montaña cerca, ciudad pequeña con casco antiguo para pasear y buena gastronomía. Pero no te adelanto más. Te lo cuento en las siguientes líneas.
¡Y en este vídeo sobre qué ver en Gijón en un fin de semana! Te recomiendo darle al play primero para ir abriendo boca.
Qué ver en Gijón en un fin de semana
Cuando un andaluz residente en Madrid le dice a su madre que se va de fin de semana al norte de España, lo primero que sale por la boca de esa mujer es: ¡llévate la chaqueta que allí hace mucho frío!
Con chaqueta en la maleta (por lo que pudiera pasar), aceptamos la invitación de mi excompañero de trabajo Adrián y pusimos rumbo a la tierrina asturiana para pasar un fin de semana de sidras, fiestas populares y descubrir…EL CACHOPO. Miguel Ángel y Dalila completaban las plazas del Friasmóvil, preparado para completar los 471 km que separan Madrid de Gijón.
Tras unas cinco horas de viaje, con parada incluida, estábamos en casa de Adri donde su familia nos recibió encantados de que invadiéramos sus dominios. La madre no paraba de sacar comida y el padre procuraba que nuestros vasos no estuvieran vacíos en ningún instante. Una familia de las que te hacen sentir como en casa. Lolo y Mabel espero que vuestro hijo comparta esta entrada y podáis leer mis agradecimientos por vuestra hospitalidad 😉
En el siguiente mapa te dejo todos los puntos que visité en aquel fin de semana, para que puedas hacerte una idea de la ruta y de donde se encuentran los principales puntos visitables de Gijón.
Con el estómago lleno, ya estábamos listos para descubrir qué ver en Gijón y lo primero que hicimos fue ir a…
La Cuesta del Cholo
Nuestros paladares querían probar la sidra, que aun que no fuese un sabor nuevo para la mayoría de nosotros, siempre es un aliciente probar el producto en la tierra de donde procede. Así que pusimos rumbo hacia la calle conocida como «la Cuesta del Cholo».
Esa noche tenía una especial ilusión por empezar a conocer Gijón pues días antes había contactado con el que fue mi compañero de piso durante unos meses de verano en Málaga y la Cuesta del Cholo había sido el lugar elegido para reencontrarnos varios años después. Emilio, me hizo mucha ilusión verte de nuevo compañero. Gracias por esas sidras :).
Tras probar el producto y hacer la intentona de integrarnos en la cultura asturiana procurando que no acabase en el suelo la mitad de la botella, nos fuimos pronto a casa para estar descansados de cara al siguiente día.
Paseo marítimo de Poniente
Éste comienza en el Museo del Ferrocarril de Asturias, que no visitamos, pero puede ser una opción en tu recorrido. El paseo marítimo de Gijón conforma el límite a la Playa de Poniente, una de las playas de Gijón.
Varios metros después nos encontrábamos en el puerto deportivo donde están las «letronas» de Gijón, lugar indispensable donde sacar una fotografía colectiva. Si no tienes foto en las letronas, no has estado en Gijón.
Continuamos nuestro camino por el paseo marítimo, dejando a la derecha un árbol de Navidad no apto para individuos resacosos de sidra.
Y así llegamos al final de dicho paseo marítimo, donde había una zona de graffitis para los amantes del arte urbano, realizados para conmemorar la XXIII Fiesta de la Sidra Natural, y unas bonitas vistas de acantilados para los amantes del arte geográfico y donde nos esperaba la anécdota de la mañana.
Se encontraba entrando al puerto un barco con bandera polaca y como todo lo que proviene de Polonia provoca en mí un sentimiento de alegría, grité, creyendo que no me iban a escuchar, un «dzień dobry» (buenos días en polaco).
Rápidamente los tripulantes giraron sus cabezas sorprendidos de que alguien los saludase en su idioma, a lo que respondieron de nuevo y saludando desde el barco. Esto que acabáis de leer y que pensaréis que es una tontuna, me hizo ilusión, que queréis que os diga.
Cimadevilla, la parte alta de Gijón
Dejamos lo llano y comenzamos a subir cuesta, dirigiéndonos a la parte alta de Cimadevilla, quizás la zona más emblemática de Gijón o por lo menos la que más me gustó.
En el cerro de Santa Catalina se encuentra el Elogio del Horizonte, conocido popularmente como el «Cagaderu de King Kong», una estatua de hormigón del escultor Eduardo Chillida. Al colocarte dentro de esta mastodóntica escultura se produce un efecto sonoro que te hace percibir el sonido de las olas con más intensidad. Es realmente curioso.
Las vistas que se pueden apreciar desde el acantilado adyacente son espectaculares pero eso sí, cuidado con acercarse demasiado que no hay protección #ModoMadreOn.
Comenzamos el descenso al cerro de Santa Catalina y en la explanada que se encuentra en la parte opuesta a los acantilados había montadas unas carpas donde por la noche tendría lugar las fiestas de Cimadevilla, que se celebran a mediados de septiembre en honor a la Virgen de los Remedios y de la Soledad (si buscas remedios contra la soledad: rezale a esta virgen o Meetic).
Por la calle Escultor Sebastián Mir pusimos rumbo a la Plaza del Lavaderu. Ésta plaza, cuyo nombre real es Plaza del periodista Arturo Arias, es más conocida como la del Lavaderu por el nombre de la sidrería que se encuentra emplazada allí.
Me quede con toda la gana de sentarme en su terraza y tomarnos un refrigerio de media mañana, pero mis compañeros de excursión estaban empeñados en continuar el paseo. Otra vez será.
Plaza Marqués
Una estatua de Pelayo preside este lugar donde aquel día había instalado un mercadillo de quesos típicos asturianos. Nos dejamos llevar por el germen español amigo de lo gratis y fuimos probando las muestras gratuitas que los artesanos ofrecían. Quesos fuera de lo común y con sabores muy riquitos.
En esta plaza se encuentra además el Palacio de Revillagigedo o del Marqués de San Esteban del Mar donde actualmente se ubica el Centro Cultural Cajastur.
Las terrazas de los distintos bares y restaurantes ubicados en la plaza son un aliciente más de la misma y aquel día se encontraban llenas gracias a las fiestas de Cimadevilla, al buen tiempo que estaba haciendo, y a los puestos de queso, por supuesto.
Plaza Mayor
Se encuentra justo al lado de la Plaza Marqués atravesando un arco que las separa. En esta nueva plaza está el Ayuntamiento de Gijón.
Playa de San Lorenzo y escalera número 12 de Gijón
La playa de San Lorenzo es quizás la más conocida de Gijón. Cuenta la leyenda que la escalera número 12 de esta playa tiene un encanto especial.
Debido a las mareas provocadas por el estado de la luna o a que allí se ubica la central de salvamento y una sede de policía durante los meses de verano, el porcentaje de cuerpos esculturales de féminas y mozos de Asturias es ligeramente superior en esta ubicación que en cualquier otra de la mencionada playa.
Esto son leyendas populares y si es verdad, esa gente no se alimenta de cachopo y por lo tanto no podemos confiar que sean asturianos de pura cepa.
Paseo marítimo de la playa de San Lorenzo
Al final de este paseo marítimo se encuentra el Monumento a la Madre del Emigrante, popularmente conocido como «la Lloca».
Esta escultura, que me recordó a la canción «El muelle de San Blas» del grupo mexicano Maná, es un reconocimiento a todas esas madres que han tenido que ver marchar a sus polluelos en busca de un futuro. No pude evitar acordarme de mi madre y de que me había dejado la chaqueta en el coche pese a sus continuas recomendaciones climáticas.
Parque de Isabel la Católica
Dado que se encuentra más alejado del centro, tuvimos que conducir hasta él. Este parque cuenta con 15 hectáreas de extensión, fuentes y varias especies de animales que entretienen el paseo entre el verdor de la arboleda (si es que cuando me pongo soy muy poético).
El Monte Deva
De nuevo tomamos el coche hasta el Monte Deva, un amplio espacio natural, lugar de escapadas domingueras y desde donde se pueden contemplar unas espectaculares vistas con Gijón como protagonista.
No sé porque no tengo fotografías de allí, supongo que porque nada más llegar nos tumbamos en la hierba a descansar un rato, aunque en el vídeo que acompaña a esta entrada sí aparecen algunas imágenes ;).
La ubicación que aparece en el mapa es aproximada. Para llegar hasta el Mirador del Monte Deva hay que coger la carretera del Infanzón y posteriormente dirigirse hacía la subida que lleva en dirección al cementerio de Deva.
Universidad Laboral de Gijón
Tras el descanso en el monte Deva llegó la visita al lugar más impresionante que he visto en mucho tiempo y que más me gusto durante nuestra estancia en Gijón: el edificio de la Universidad Laboral de Gijón.
Situada a 3 km del centro de la ciudad, este mastodóntico edificio tiene una superficie de 270.000 m2. Al entrar en su patio interior te da la sensación de estar viviendo una película. De hecho me plantee matricularme y estudiar una carrera más, pero después recordé lo de la titulitis y lo que cuesta estar sentado delante de unos apuntes y se me pasaron las ganas.
Partido en el Molinón
Mi visita a Gijón culminó de una forma bastante futbolística y con la diosa fortuna como protagonista.
El periódico El Comercio suele organizar por su web unos sorteos de entradas dobles, cada vez que el Sporting de Gijón juega en casa. Pues tuvimos la enorme suerte de que nos tocasen entradas a dos de los que íbamos en el grupo, por lo que con cuatro entradas, nos fuimos a ver el Sporting «by the face».
Y allí echamos la mañana del domingo, en el estadio del Molinón, viendo el partido entre el Sporting de Gijón y el Girona. El resultado no hizo justicia, pues el Girona empató en el último minuto cuando no habían hecho nada durante todo el partido. Consecuencia de ello tuvimos que aguantar la cara de asesino a sueldo de Adrián durante unos minutos.
El gran momento culinario del fin de semana
Me había estado concienciando durante meses: dieta equilibrada, lectura de leyendas y opiniones de los supervivientes, visionado de videotutoriales en Youtube sobre como superar los momentos finales de la ingesta…pero no fue suficiente.
Cuando llegó a la mesa supe que yo solo no podría con él. Esa barbaridad de la cocina asturiana llamada Cachopo ha sido creada para ser devorada por varios comensales o por el protagonista de «Crónicas Carnívoras».
Si existe un individuo que haya sido capaz de comerse uno entero el solito, por favor que deje su comentario y le hacemos un reportaje rápidamente.
El plato aparentemente es sencillo: dos filetazos de ternera rellenos de algunos ingredientes (nosotros comimos el de jamón y queso y el de cecina y queso de cabra, pero hay más variedades), posteriormente rebozados y fritos. La ejecución es lo que entiendo que solo es apta para profesionales, ya que es difícil disponer de una freidora con el tamaño adecuado y la grúa que permita voltear el cachopo.
Ni que decir que me encantó. No me explico como la ternera podía estar tan jugosa a pesar de haber sido frita. Supongo que la materia prima tiene mucho que ver aquí. Por cierto que el restaurante donde lo comimos fue en la sidrería Arroyo (calle Arroyo 16). ¡Muy recomendable!
Rodando, y mira que era cuesta arriba, nos dirigimos a Cimadevilla donde una orquesta amenizaba las fiestas del lugar. Pasamos toda la noche allí entre canciones de antaño, risas y sidra.
Me gustó Gijón. Me gusto mucho. Ahora puedo entender un poco más porque todo gijonés que conozco tiene tanto amor a su tierrina: bonita ciudad, buena gastronomía, cuerpos esculturales en escalera 12, fiestas y fútbol. Menudo pack señores. ¡Pucha Asturias!
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INFORMACIÓN PRÁCTICA
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Oleee ese tio!!! gran video y gran blog GRAN RAFA FRIAS!
Me alegro de que te haya gustado el resumen 🙂 Mi pregunta ahora es, ¿para cuando un Viajes con Humor en Ciudad Real?
Pd: no me vayas a decir que para el año diquititres 🙂
El autor del blog y sus acompañantes ya saben que tienen alojamiento aquí para mucho tiempo!!
Para mí es un auténtico placer enseñar mi tierra a «foráneos» y que les guste tanto como a mí (o casi). Los asturianos en general, y sobre todo los exiliados a la fuerza como yo, echamos mucho de menos la tierrina.
A sus pies!
Eso ya lo sabemos, y te podemos asegurar que volveremos. ¡Vaya que si volveremos!
Muchas gracias por la reinvitación 😉
grande rafa!! y grandes tus acompañantes jejej..
volver pronto!! la tierrina os espera y la habitacion sigue dispuesta a invadirse las veces que hagan falta!1 =)
Jajaja Nerea muchas gracias. No nos lo digas dos veces que ya estamos pensando en exportar cachopos hacia Madrid 🙂 Un abrazo!!
Hola! En una foto sale la confitería de mis padres jeej Si lo hubiera sabido os hubiera invitado a un pastelin jaja Me alegra saber que os gustará mi provincia. Un abrazo.
Anda! Pues si que hubiera estado bien conoceros si. Muchas gracias por tu comentario Daniel. En la próxima escapada por Gijón nos pasamos por la Confitería Collada 😉